miércoles, 20 de marzo de 2024

Todos los caminos conducen a Roma - Antonio Dobado González

Capítulo 14

Todos los caminos conducen a Roma.
(Por Antonio Dobado González)






La Mecánica Cuántica según Feynman.

Hoy en día nadie pone en duda que Richard P. Feynman fue tal vez uno de los más brillantes e ingeniosos físicos de la segunda parte del siglo XX. Sus contribuciones a la física moderna son tan profundas como originales. Sólo por citar algunas de ellas podríamos mencionar:

A finales de los años cuarenta ya había resuelto los problemas fundamentales de la Electrodinámica Cuántica y había introducido sus famosos diagramas que, no sólo ayudaban a visualizar las diferentes contribuciones a los procesos entre partículas como electrones, positrones y fotones, sino que permitían realizar los cálculos mucho más rápida y eficientemente. Estas contribuciones le valieron el Premio Nobel de Física de 1965 junto a Schwinger y Tomonaga.

A principio de los años cincuenta desarrolló una exitosa interpretación cuántica de la teoría fenomenológica de la superfluided del helio líquido, introducida previamente por Lev D. Landau y que le valió a éste el Premio Nobel de Física de 1962.

Junto con Murray Gell-Mann desarrolló en 1958 la teoría V-A, previamente sugerida por Sudarshan and Marshak, y que describía aspectos sutiles de las interacciones débiles como la violación de la paridad.

En 1959 pronuncio su famosa conferencia ante la APS Plenty of Room at the Bottom, donde se ponía de manifiesto el potencial de la física cuántica para el desarrollo de la nanociencia y la nanotecnología.

Trabajando con físicos experimentales de SLAC, en 1968 introdujo el concepto de partón como constituyente elemental del protón, para explicar el comportamiento de las reacciones electrón-protón profundamente inelásticas. Los partones con el tiempo acabaron reinterpretándose como lo que hoy llamamos quarks.

A principios de los ochenta pronunció diversas conferencias y publicó varios trabajos proponiendo la idea de los computadores cuánticos y sus posibles usos para simular el comportamiento de los sistemas cuánticos difíciles de tratar con medios convencionales.

Y eso sólo por mencionar algunas de las más conocidas aportaciones de Feynman.

Sin embargo, en esta lista he omitido deliberadamente la que personalmente considero su más fundamental contribución a la física moderna. Se trata, ni más ni menos, de su personal formulación de la mecánica cuántica.

 A principio de los años treinta existían básicamente dos formulaciones diferentes de la mecánica cuántica. La primera de ellas era la llamada mecánica cuántica matricial desarrollada en 1925 por Heisenberg, junto con Jordan y Born, y estaba inspirada en el modelo del átomo de hidrógeno de Bohr y posteriores desarrollos de Sommerfeld. Aunque se trataba de una formulación plenamente consistente, resultaba demasiado abstracta para la mayoría de los físicos de la época.

Mucho más intuitiva resultó la mecánica ondulatoria presentada por Schrödinger en 1926 a través de su famosa ecuación. Inspirado en la idea propuesta previamente por de Broglie de que toda partícula llevaba asociada una onda, Schrödinger fue capaz de encontrar una ecuación para la onda de materia (función de onda Ψ (x,t) )  cuyas soluciones regulares describían, entre otras cosas,  los niveles energéticos correctos del átomo de hidrógeno de Bohr. Aunque la naturaleza de la función de onda permanecía un poco oscura, la formulación de Schrödinger de la mecánica cuántica resultaba mucho más familiar al basarse en ecuaciones diferenciales que eran la herramienta habitual de los físicos de aquella época. Posteriormente Born, inspirado por el propio Einstein, ofrecería la interpretación todavía generalmente aceptada del módulo al cuadrado de dicha función |Ψ (x,t)|2 como densidad de probabilidad de encontrar la partícula en el punto x en el instante t.

En todo caso la comunidad no tardó mucho tiempo en darse cuenta de que en realidad ambas formulaciones de la mecánica cuántica eran en el fondo equivalentes, como se manifestaba claramente en los textos de Dirac (con su famosa notación de kets y bras) y de von Neumann mediante el uso extensivo de los espacios de Hilbert, ya a comienzos de la década de los treinta.

De esta forma se disponía dos formulaciones de la mecánica cuántica, siendo la basada en la ecuación de Schrödinger la más popular. De acuerdo con dicha ecuación, la evolución temporal de la función de onda viene determinada por el llamado operador hamiltoniano H que está relacionado con la correspondiente magnitud clásica H y por tanto con la energía de la partícula. En los casos sencillos el hamiltoniano H es por tanto la suma de la energía cinética T y la energía potencial U, es decir H = T + U y formalmente es una función de la posición x y del momento p, es decir, H = H (x, p).

Existe sin embargo una formulación más directa de la mecánica clásica basada en la función de Lagrange (lagrangiano) L = T - U, donde L se considera formalmente una función de la posición x y la velocidad v, es decir L = L (x, v). A partir de esta función es posible construir la acción S[x(t)] como la integral en el tiempo de L evaluada a lo largo de una cierta trayectoria x(t) que une el punto xA en el instante tA con el punto xB en el instante tB. Así la acción es un funcional que asocia un cierto valor a cada trayectoria imaginable x(t) que conecte el punto (xA, tA) con el punto (xB, tB). El principio de mínima acción de Hamilton afirma entonces que la trayectoria clásica de la partícula corresponde exactamente a aquella función x(t) que hace mínimo el valor de la acción S[x(t)] (matemáticamente la condición precisa es: δ S δ x(t) = 0), lo cual no es sino una forma sofisticada de presentar la segunda ley de Newton de la mecánica: F = m a.

Fue Dirac el primero en plantear seriamente la posibilidad de desarrollar una mecánica cuántica basada en el formalismo de Lagrange en lugar del formalismo hamiltoniano utilizado por Schrödinger en su famosa ecuación. Su motivación en principio era considerar el formalismo lagrangiano más fundamental que el hamiltoniano, pero también la creencia de que aquel era más apropiado para adaptar la mecánica cuántica a las exigencias de la teoría especial de la relatividad.

En este caso el objeto fundamental no es la función de onda Ψ (x,t), sino la amplitud cuántica A (xA, tA; xB, tB), cuyo módulo al cuadrado proporciona la densidad de probabilidad de que, si la partícula se encuentra en el punto xA en el instante tA, podamos detectarla en el punto xB en el instante  tB. Dirac sugirió que dicha amplitud podría obtenerse de alguna manera a partir de la acción S[x(t)] pero no pudo precisar exactamente de qué forma.

Y aquí es donde aparece nuestro increíble Feynman. Inspirado por las ideas de Dirac presentó en 1948 un artículo histórico en el cual consiguió encontrar una fórmula que relacionaba la amplitud cuántica con la acción clásica. Reelaborando algunas ideas de su tesis doctoral, supervisada por Wheeler, consiguió obtener la amplitud A (xA, tA; xB, tB) como el resultado de una suma muy particular (integral sobre caminos) que recibe contribuciones de todas las trayectorias imaginables x(t) que conecten el punto (xA, tA) con el punto (xB, tB). Todas estas trayectorias contribuyen igual en módulo, pero no así en fase, siendo la fase de cada contribución igual a exp (i2π S[x(t)]/h), donde h es la constante de Planck. Es decir, la fase asociada a cada posible trayectoria x(t) viene determinada por la acción clásica evaluada para esa trayectoria medida en unidades de la constante de Planck. De esta manera todos los caminos que unan el punto A con el punto B contribuyen de una forma muy precisa a la amplitud   A (xA, tA; xB, tB). A partir de la relación entre esta amplitud y la función de onda Feynman fue capaz de demostrar que este formalismo es equivalente a la ecuación de Schrödinger. Sin embargo, en esta nueva formulación de la mecánica cuántica, conocida como la integral sobre caminos de Feynman, todos los objetos son clásicos y no es necesario tratar con operadores que representan magnitudes físicas actuando sobre estados físicos pertenecientes a un espacio de Hilbert. Aquí todas las complejidades de la cuantización se tienen en cuenta con el nuevo concepto de integral (funcional) sobre caminos y se realiza el sueño de Dirac de formular la mecánica cuántica en un contexto exclusivamente lagrangiano (aquí no aparece el hamiltoniano sino la acción clásica).

Fig. 1 Paul Dirac parece escuchar atentamente a Richard Feynman. Foto tomada en Jabłonna, cerca de Varsovia, durante una conferencia científica internacional sobre Relatividad General y Gravitación en julio de 1962. "Richard Feynman and Paul Dirac at Relativity Conference in Warsaw, 1962-07, 1.10-20. Caltech Images Collection, Images. California Institute of Technology Archives and Special Collections. https://collections.archives.caltech.edu/repositories/2/archival_objects/106341  Accessed March 22, 2024”.


Sin embargo, tal vez lo más interesante de esta nueva formulación de la mecánica cuántica es que nos ofrece una imagen pictórica de los procesos altamente sugerente. Es como si para ir del punto A al punto B, la partícula cuántica utilizara (virtualmente) todos los caminos posibles cada uno con su fase correspondiente y es la suma de todos, pesados con su factor de fase, la que determina la amplitud y por tanto la densidad de probabilidad de ocurrencia de la transición desde A hasta B.

Y todavía hay más en esta fantástica visión de la mecánica cuántica. Si la transición ocurre en objetos macroscópicos, los valores de la acción sobre los diferentes caminos serán típicamente enormes comparados con la constante de Planck, es decir S[x(t)] >> h. De esta forma el factor de fase oscilante tenderá a cancelar la contribución a la amplitud del camino correspondiente; ¡con una excepción! Los caminos x(t) que hacen estacionaria la acción con respecto a pequeños cambios x(t) + δ x(t). Pero resulta que esos caminos cumplen la ecuación: δ S/δ x(t) = 0, es decir son justamente los que satisfacen las ecuaciones clásicas del movimiento. Es decir, la mecánica cuántica de los objetos macroscópicos está dominada por las trayectorias clásicas. De esta forma tan fascinante establece Feynman la emergencia de la mecánica clásica a partir de la mecánica cuántica. En las situaciones genuinamente cuánticas (S[x(t)] del orden de h) todos los caminos contribuyen a la amplitud, mientras que en situaciones macroscópicas (S[x(t)] >> h) a la amplitud sólo contribuyen esencialmente las trayectorias clásicas.

Fig.2 Imagen mostrando cinco trayectorias que unen los puntos A y B. Todas ellas e infinitas más contribuyen a la amplitud del proceso en la formulación de la integral sobre caminos de Feynman de la mecánica cuántica.  De todas ellas, solamente aquella que minimiza la acción, por ejemplo la del medio, sobrevive al límite clásico de la mecánica cuántica. Attribution: By Sachin48 sps - Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=94348813


De esta forma la integral sobre caminos de Feynman, no sólo nos proporciona una visión pictórica de la mecánica cuántica, sino que además nos ofrece una explicación de cómo la mecánica clásica surge de la mecánica cuántica en el mundo macroscópico.

Desde el punto de vista técnico cabe añadir que la integral sobre caminos puede aplicarse a la teoría cuántica de campos relativista con éxito y es así como pueden obtenerse los famosos diagramas de Feynman.  Resulta particularmente útil en las llamadas teorías gauge, como el Modelo Estándar de las partículas elementales que describe, con gran éxito hasta la fecha, las interacciones fuertes y electrodébiles de los quarks y leptones. De hecho, muchos teóricos consideran la integral sobre caminos de Feynman como la más fundamental de las formulaciones de la mecánica cuántica conocidas.

Personalmente descubrí la integral sobre caminos de Feynman unos meses después de obtener mi licenciatura en Física en la Universidad Autónoma de Madrid a principios de los ochenta del siglo pasado y quedé inmediatamente fascinado por la ingeniosa forma de entender la mecánica cuántica de Feynman. Desde entonces no he dejado de sorprenderme de los misterios del mundo cuántico y del ingenio de Feynman para intentar dilucidarlos.




Bibliografía:
(1)  Feynman, Richard P. (1949b). «Space-Time Approach to Quantum Electrodynamic». Physical Review 76 (6): 769-789.
(2) Feynman, Richard P. (1953). «The λ-Transition in Liquid Helium». Physical Review 90 (6): 1116-1117.
(3) Feynman, Richard P. (1959). «Plenty of Room at the Bottom». Presentation to American Physical Society. Archivado desde el original el 11 de febrero de 2010.
(4) Feynman, Richard P. (1974a). «Structure of the proton». Science (February 15, 1974) 183 (4125): 601-610.
(5) R. P. Feynman, "Quantum mechanical computers," in Conference on Lasers and Electro-Optics, D. Hodges, W. Silfvast, G. Bjorklund, and E. Hinkley, eds., OSA Technical Digest (Optica Publishing Group, 1984).
(6) R. Feynman, “Quantum Mechanical Computers,” Optic News, Vol. 11, 1985, pp. 11-20.
(7) Feynman, R.P. Simulating physics with computers. Int J Theor Phys 21, 467–488 (1982).
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(9) Born, Max (1926). "Zur Quantenmechanik der Stoßvorgänge" [On the quantum mechanics of collisions]. Zeitschrift für Physik. 37 (12): 863–867. Reimpreso como Born, Max (1983). "On the quantum mechanics of collisions". In Wheeler, J. A.; Zurek, W. H. (eds.). Quantum Theory and Measurement. Princeton University Press. pp. 52–55.
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(12) Dirac, Paul A. M. (1933). "The Lagrangian in Quantum Mechanics" (PDF). Physikalische Zeitschrift der Sowjetunion. 3: 64–72.
(13) Feynman, Richard P. (1942). Laurie M. Brown, ed. The Principle of Least Action in Quantum Mechanics. Ph.D. Dissertation, Princeton University. World Scientific (with title Feynman's Thesis: A New Approach to Quantum Theory) (publicado el 2005).
(14) Feynman, Richard P. (1948a). «Space-time approach to non-relativistic quantum mechanics». Reviews of Modern Physics 20 (2): 367-387.
(15) Feynman, Richard P. and Hibbs, Albert (1965). Quantum Mechanics and Path Integrals. McGraw Hill..



Antonio Dobado González.
Doctor en Ciencias Físicas.
Catedrático del Departamento de Física Teórica.
Universidad Complutense de Madrid (UCM).


Créditos Música:
214 3.04
Yugen by Keys of Moon | https://soundcloud.com/keysofmoon
Creative Commons / Attribution 4.0 International (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/


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