lunes, 1 de abril de 2024

“Con ese libro no se aprueba la asignatura” - Daniel Duque Campayo

Capítulo 15

"Con ese libro no se aprueba la asignatura"
(Por Daniel Duque Campayo)






“Las Lectures de Feynman están muy bien; pero con ellas no se aprueba”. Ese es mi primer recuerdo de las Lectures (siempre las he oído llamar así, en inglés; más exactamente “las lect-chers”). Mi primer recuerdo de Feynman, básicamente. Recuerdo enlazado con la lectura de su peculiar biografía ¿Está usted de broma Sr. Feynman?, que circulaba de mano en mano entre los estudiantes.

En todo caso, lo que me chocó entonces era de quién provenía esta frase: del propio profesor de la asignatura, durante una lección magistral.

La asignatura: Electricidad y Magnetismo, segundo curso de CC Físicas, UAM. El profesor: mejor me lo ahorro porque, la verdad, después tuve cierto trato con él y no quisiera que se interpretara esto como una crítica.

¿Cómo es posible que un profesor admita la valía de un libro, pero que éste no sirva para su propia asignatura?, pensé yo entonces. ¿Quién diseña la asignatura? ¡El propio profesor! Y no se ajusta a ese libro tan bueno…  ¡Cámbiala!

En todo caso, y esto es muy interesante, el propio profesor proseguía con una excepción: un capítulo que sí valía la pena leer, y mucho1.

 

Libro II, capítulo 9: Electricidad en la atmósfera.

Según el profesor, este capítulo era excepcional: sin emplear conceptos complicados, ni matemáticas avanzadas, describía el mundo en el que nos movemos cotidianamente. En particular, la electricidad que nos rodea.

Por supuesto, el hype, como se dice ahora, se puso por las nubes. Allá fuimos a la biblioteca, a por un ejemplar que mi memoria prefiere recordar como uno de los canónicos: tapa dura, color rojo, extraño formato (relación de aspecto… ¿6:9?, sin números de página, dibujos y referencias en los márgenes…). Puede que se tratara, sin embargo, de una traducción al español. Lo que sí es seguro es que el capítulo fue debidamente fotocopiado, como era costumbre por aquel entonces.

Todavía hoy en día resulta pasmoso todo lo que Feynman cuenta en él. Una auténtica lección de física de la vida cotidiana perfectamente estructurada, casi como una novela de misterio. Podemos distinguir en ella las partes clásicas: planteamiento, nudo y desenlace.

Planteamiento: electricidad.

Como un buen autor de ficción, Feynman comienza con lo cotidiano y ya conocido. En este ámbito (este es el capítulo 9, recordemos), esto supone conceptos básicos de electricidad: potencial y corriente. Sin embargo, se nos impacta combinando un concepto conocido, como es el potencial eléctrico, con unos valores increíbles. Existe una diferencia de potencial de 200 V entre la cabeza de una persona y sus pies. (Más adelante, en la sección Una Humilde Crítica, hablaremos de números grandes y pequeños en este contexto.) Nótese la elegancia de hablar de cambio de potencial eléctrico según cambia la altura. Esto es exactamente lo mismo que el campo eléctrico (salvo el carácter vectorial) pero es inmediatamente reconocible.

No hace falta saber mucha física para recordar que nuestros enchufes andan en torno a 220 V (sin entrar en si es corriente alterna o continua). ¿Cómo es posible que no notemos los 200 V de nuestra cabeza a los pies, cuando los 220 V de los enchufes sí los notamos, y con bastante claridad?

La explicación está en la siguiente sorpresa: las personas somos pequeñas distorsiones del suelo, a todos los efectos. Compartimos el potencial eléctrico con él, ya que estamos, literalmente “a tierra”. Esos 200 V entre cabeza y pies de una persona sólo están ahí … cuando la persona no está.

Esta diferencia de potencial se corresponde con un campo eléctrico y una carga superficial de la Tierra. Esta resulta ser negativa, por motivos que se verán en la sección Desenlace.

De igual manera, existe una corriente muy pequeña desde las capas altas de la atmósfera hasta el suelo. Resulta que esta corriente aumenta según se asciende, debido a los rayos cósmicos, que ionizan moléculas en las capas altas de la atmósfera. Esto, unido al largo camino libre con que cuentan estos iones en las capas altas, crea una especie de placa de condensador a unos 50 km sobre el suelo. ¡La Tierra entera es una especie de condensador esférico! La diferencia de potencial es V = 400000 V, pero el condensador se está descargando lentamente, con una corriente I=1800 A. La potencia asociada, por tanto, es V x I = 720 MW.

Nudo: mantener la carga de la Tierra… y su atmósfera.

Con esta corriente, el medio millón de culombios de la superficie terrestre se neutralizaría en…  ¡cinco minutos! ¿Cómo la mantenemos cargada?

Aquí, Feynman recurre a un atrevido recurso literario: nos proporciona la variación de este gradiente de potencial a lo largo del día en Londres. Este gradiente presenta un curioso máximo a las 7 de la tarde, día tras día. Pero, vayas a donde vayas del mundo, este máximo se encuentra siempre a esa misma hora… de Londres. Es decir, a las 8 de la tarde en la España peninsular, a las 3 de la tarde en Nueva York, a las 8 de la mañana en Nueva Zelanda …

Eso indica que se trata de un fenómeno global. Un profesor peor habría dicho simplemente que este máximo es global, pero esta narrativa nos conduce a un ambiente de investigación detectivesca. Lo cual es correcto porque, evidentemente, estos fenómenos eran hace tiempo realmente misteriosos y, como él dice, estamos buscando toda la información que podamos para encontrar pistas.

El fenómeno global que presenta un pico diario cada tarde resulta ser… las tormentas. Estas son las responsables de mantener este condensador cargado permanentemente. Así que, toca hablar de las tormentas. Están causadas, claramente, por una inestabilidad atmosférica. Después de todo, ¿cómo es que la atmósfera es estable? Al fin y al cabo, el aire está más caliente cerca del suelo que arriba. Aquí es donde entran en juego consideraciones de termodinámica (ya tratada en el Volumen 1). Resulta que, en resumen, el aire seco es estable, pero el húmedo ya no, y tiende a subir, a la vez que el vapor de agua se condensa2.

La descripción que sigue del mecanismo de una tormenta es fascinante, con una combinación de efectos termodinámicos y de dinámica de fluidos. Por desgracia, el mecanismo por el que se acaban cargando eléctricamente las nubes no estaba cuando se estaban impartiendo las Lectures. Él discute dos explicaciones, la segunda de las cuales, por lo que he leído, sigue vigente hoy día. Se han propuesto muchas otras, pero lo cierto es que sigue habiendo cierta discusión sobre cuál es la dominante.

El caso es que las nubes de tormenta terminan con una gran cantidad de carga negativa acumulada en su parte baja. Esta carga acaba causando una rotura dieléctrica del aire y una descarga entre nube y suelo, lo cual nos lleva a…

Fig.1 Mapa mundial mostrando la frecuencia de rayos, en descargas por km² por año. Bastante frecuentes en el país de Feynman (aunque no en la Costa Oeste). De Citynoise, English Wikipedia, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=9629247.


Desenlace: rayos.

El capítulo cierra, como dicen en inglés, “con un estallido”. Un rayo es probablemente el fenómeno natural más aterrador que la mayoría de nosotros tenemos ocasión de vivir. Se trata, como hemos dicho, de un fenómeno global, aunque en el Ecuador son bastante más frecuentes.

La anatomía de estas descargas es fascinante: primero se establece una especie de cable aéreo que comunica nube y suelo. Este avanza a trompicones, de 50 en 50 metros. Aunque extremadamente tenue, la punta sí brilla ligeramente. Cuando el cable, por fin, contacta con el suelo, se establece una conexión y tiene lugar una fuerte descarga eléctrica, acompañada de un enorme ruido (el trueno) y una fuerte luz (el relámpago). Si alguna vez nos parece que este último parpadea, estamos en lo cierto: la descarga se repite unas cinco veces, cada una de ellas con una frecuencia de 20 veces por segundo, aproximadamente. Justo en el rango de nuestra persistencia óptica.

El capítulo finaliza con una discusión sobre cómo los rayos tienden a caer en zonas elevadas y expuestas. Y con un consejo de Artábano dirigido a su rey, Jerjes I, una evidente metáfora de cómo los dioses castigan a los que destacan3.

Fig.2 Tormenta eléctrica sobre Boston, década de 1960. Imagen wea00606, Historic NWS Collection By The Boston Globe – Fotografía de Philip Preston, dominio público - http://www.photolib.noaa.gov/htmls/wea00606.htm, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=422553.

 

Humildes críticas.

Feynman hace bien en señalar las magnitudes que resultan sorprendentes, para atrapar la atención del alumnado. En algunos casos, está plenamente justificado: 100 V/m es, obviamente, una diferencia de potencial por metro (es decir, campo eléctrico) considerable. La consecuencia, una diferencia de 400000 V entre la superficie del planeta y la parte superior de la atmósfera también es sorprendente.

Hablemos de la carga de la Tierra: aunque se nos cuenta una manera muy directa de medirla, el valor concreto no se da. Su valor es bien sencillo: la constante dieléctrica multiplicada por esos 100 V/m: 1 picoculombio (mil millonésimas de Culombio) por metro cuadrado. Este valor no parece muy impresionante, pero eso podemos arreglarlo: la Tierra tiene muchos metros cuadrados. Un cálculo rápido nos lleva a unos 500000 Culombios netos.

Este número sí que impacta, sobre todo si recordamos a la audiencia que un Culombio es “mucho”: ¡dos cargas de un culombio separadas 1 km todavía se repelen (o atraen) con una fuerza de casi 1000 N! (Estas consideraciones sí están en las Lectures, en la sección II.1.1).

En cuanto a intensidades de corrientes: 1800 amperios es la descarga neta de la atmósfera a la superficie terrestre. No muy impresionante, la verdad. Podemos imaginarnos 180 pilas proporcionando cada una un amperio; cabrían en una habitación y nos proporcionarían la misma corriente. Hoy mismo, mi automóvil se ha quedado sin batería, y las pinzas con las que podía arrancarlo aguantaban un máximo de 300 amperios. Con seis de ellas daría para todo el planeta.

El producto de esta intensidad con la diferencia de potencial de 400000 V arroja una potencia de 700 MW. Sr. Feynman: por mucho que haya puesto signos de interrogación este número no es tan alto. La Presa Hoover, que Vd. conocía sin duda, proporcionaba una potencia similar ya en 1939.

Hablemos del hecho de que la superficie de la Tierra y la capa alta de la atmósfera conforman un sistema de dos superficies concéntricas con cargas iguales en valor, pero opuestas en signo. Esto es un gigantesco condensador, y es sorprendente que Feynman no haga mención de este hecho. Las características de este condensador: forma esférica4, separación entre placas: 50 km, área: 500 millones de km². Con todo ello, podemos calcular la capacidad resultante: alrededor de 0.1 F. Un poco decepcionante, quizá; aunque, por otro lado, un faradio es una unidad gigantesca5.

Por último, y aunque los conceptos no aparecen hasta el capítulo II.26: este gigantesco condensador es también una guía de ondas. Haciendo una estimación de la frecuencia más baja (“fundamental”), tendríamos f = c / D, donde c es la velocidad de la luz en el vacío y D es el diámetro de la tierra: la frecuencia resultante es de unos 7.5 Hz. Esta sería la frecuencia más baja de las resonancias de Schumann, descritas sobre 1952 pero observadas sólo entre 1960 y 1964 … justo a la vez que las Lectures estaban siendo impartidas en Caltech6.

 

Conclusión.

¿Tenía razón mi profesor al no recomendar las Lectures? Probablemente, sí, aunque sí hizo bien en recomendarnos este capítulo en particular. Quizá tendría que haber hecho lo mismo con otras partes del libro, como el capítulo II.18, sobre las ecuaciones de Maxwell.

¿Tenían razón los editores al no incluir este capítulo en las Seis Piezas Fáciles? Probablemente, también. Y por un motivo bastante sutil: aunque ninguno de los principios físicos que se utilizan son muy avanzados, estos provienen de: electricidad, mecánica de fluidos, termodinámica… Este combinado es habitual en la descripción física de muchos sistemas de interés cotidiano (geología, meteorología, biología…) y complica considerablemente su explicación en términos sencillos. Por el contrario, un problema que esté muy acotado, sí puede explicarse adecuadamente, incluso si es conceptualmente difícil: así lo hizo Feynman en su serie de conferencias sobre mecánica cuántica y recogidas en el libro QED.




Notas:
1 En mi opinión, en otras asignaturas habría que recomendar también los capítulos: I.1, I.2, I.3, I.4, I.7 y III.1, que fueron integrados en la recopilación Seis Piezas Fáciles.
2 Es interesante comparar esta explicación con la que se encuentra en Mecánica de Fluidos de Landau y Lifshitz. Aunque la comparativa es injusta, dado que los dos libros están enfocados a lectores de distinto nivel, la falta de claridad en el título de la sección es muy notable: Caso en que la convección está ausente. Mejor todavía en la versión inglesa: The condition that convection be absent. En vez de titularla “la estabilidad de una columna de aire”, deciden utilizar la expresión técnica de un hecho, en lugar del mismo hecho. Sólo después de un desarrollo totalmente abstracto (aunque, eso sí, brillante), deciden finalmente, y como una nota a pie de página, aplicar el mismo a algo tan mundano como el aire que nos rodea.
3 Feynman no proporciona la fuente de esta cita, y yo no la he encontrado.
4 Se puede aproximar por un condensador plano, ya que la separación entre placas, de 50 km, aunque parezca enorme es muy pequeña comparada con sus radios.
5 Tampoco conviene llevar muy lejos esta analogía, porque en realidad el sistema eléctrico terrestre acaba siendo bastante distinto de un sencillo condensador. Ver p.e.  C. Haldoupis, M. Rycroft, E. Williams y C Price, Is the “Earth-ionosphere capacitor” a valid component in the atmospheric global electric circuit? J. Atmospheric and Solar-Terrestrial Physics 164 127-131 (2017). https://doi.org/10.1016/j.jastp.2017.08.012.
6 Por cierto, desconfíe de quien afirme que tiene que afinar su instrumento de música a un la en 391.5 Hz. Esto es 50 veces la frecuencia fundamental de Schumann, pero es altamente improbable que con esto nos pongamos “en resonancia con la naturaleza”.



Daniel Duque Campayo.
Doctor en Ciencias Físicas.
Profesor Titular.
Departamento de Física Aplicada a las Ingenierías Aeronáutica y Naval.
Canal de Ensayos Hidrodinámicos (CEHINAV).
Universidad Politécnica de Madrid (UPM).


Créditos Música:
413 2.17
Childhood by Scott Buckley | https://soundcloud.com/scottbuckley
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