Una de las cosas que más me gustan de Richard
Feynman, un gran científico, es lo que se comenta alrededor de su vida,
especialmente de sus experiencias con todas las anécdotas en las que estaba
envuelto. Me siento profundamente identificado con él, y se puede decir que me
ha influido enormemente en mi manera de enseñar, comunicar y divulgar. El apodo
del “Gran Explicador” para los cursos iniciales del Caltech y que estuviera tan
bien valorado como profesor ya nos muestra la idiosincrasia del personaje que
siempre acompañó al científico. Y eso que de niño empezó a hablar de manera
tardía y algunos de sus compañeros criticaban su acento de “vagabundo” del
Bronx. Todo ello me demuestra su carisma, un concepto mágico en un docente o
divulgador.
Está claro y resulta evidente que, si todos nuestros
alumnos suben por una rampa mejor que por una escalera, tendremos que
proporcionarles rampas siempre que sea posible. Y que, si no somos capaces de
enseñar conceptos fundamentales a los no iniciados de forma clara y sencilla,
eso indica que no los dominamos realmente. En el caso de Feynman, autodidacta
matemático ante la necesidad de entender y comprender a la naturaleza misma por
lo que se obligó a “auto aprender” el lenguaje matemático necesario para poder
afrontar la investigación de esos fenómenos físicos que le tenían cautivado,
ofreciéndole así un enfoque divulgativo mucho más amplio y competencial al de
otros colegas, es algo que lo hace único y diferente. Me atrevo a afirmar que
entre los pilares básicos del concepto humano del “saber”, “saber hacer”,
“saber ser y estar” y “saber sentir”, personalmente veo a Feynman destacando en
todos. Con sus seis piezas fáciles, esas seis lecciones de introducción a la
física, esas seis zapatas sobre las que podemos edificar la biblioteca del
entendimiento de la naturaleza, podemos ver el punto de partida de un viaje de
descubrimientos fascinantes en el que Feynman, el personaje y el científico,
nos abre las puertas y nos invita a acceder.
En la publicación de sus conferencias de las seis
piezas fáciles, conocidas como "Six Easy Pieces: Essentials of Physics
Explained by Its Most Brilliant Teacher", Feynman nos introduce en múltiples
conceptos básicos sobre la mecánica (inercia, conservación de la energía y
conservación del momento angular), la radiación electromagnética (conceptos
como la luz y las ondas de radio), mecánica estadística (donde estudia sistemas
de gran número de partículas y discute conceptos de la teoría cinética de los
gases y la estadística de Boltzmann), la termodinámica (abordando cuestiones
sobre el calor, el trabajo y la energía interna), la electroestática (cargas en
reposo y su comportamiento, ley de Coulomb y potencial eléctrico) y finalmente
la electrodinámica (cargas en movimiento, ley de Ampere, la relación de la
electricidad y el magnetismo). Y son esta última junto con la radiación
electromagnética mis piezas favoritas al encontrarse la radioastronomía y las
telecomunicaciones fuertemente relacionadas, aunque debemos ver a las seis en
su conjunto para apreciar cómo hacen un todo que nos permite adentrarnos tanto
en la física general como la de partículas.
Podemos corroborar que Feynman utiliza un lenguaje
claro con ejemplos sencillos proporcionando que estos conceptos fundamentales
de la física sean accesibles para una audiencia general. Es una introducción
excelente para aquellos que deseen entender los principios básicos de esta
ciencia y pongo de ejemplo: el utilizar fotografías astronómicas
(astrofotografías) para decir que: el que no vea a la gravedad en ellas es que no tiene alma, me parece algo de lo más original y motivador para querer aprender y
profundizar más en la materia. O que: debemos tener la mente abierta, pero no tanto como para que no se nos
caiga el cerebro, es toda una lección de vida. Y es que Feynman era
así.
En mis cursos o charlas como instructor, el alumnado
(muchas veces docentes también) me pregunta si mi especialidad es la física, y
yo con una sonrisa les contesto que no, que como seres humanos necesitamos
valernos de muchas fuentes y áreas del conocimiento para abordar temas que a
priori pueden resultar complejos. Y es en este punto donde quiero resaltar una
metodología educativa conocida coloquialmente como “método de Feynman”.
Todo empieza cuando tuve la suerte de tener como
profesor a Jeffrey A. Hoffman, astronauta de NASA, durante un curso del MIT
(Massachusetts Institute of Technology) sobre introducción a la ingeniería
aeroespacial y las misiones tripuladas. No es una casualidad que el primer día
nos planteara realizar un cohete hidropropulsado para experimentar las fuerzas
presentes y las reacciones físicas que se dan entre los estados de la materia
de gases y líquidos, por eso desde entonces he calculado, fabricado y lanzado
cientos con mis alumnos y seguiré haciéndolo (aunque también diseño y construyo
cohetes de combustible sólido). Lo que aprendí de la experiencia del MIT es la
importancia de comunicar y conectar con nuestro alumnado para lograr lo mejor
de ellos de manera clara y sencilla, simplificando al máximo sin perder rigor y
abrirles las puertas de la motivación por querer saber más, en definitiva,
engancharles. Y ahora entiendo un poco más la personalidad de Feynman en sus
seis piezas fáciles.
Me gustaría compartir ejemplos de mi realidad como
docente para contextualizar este razonamiento sobre la influencia de Feynman en
la metodología educativa que podemos seguir no sólo en ciencias, también en
nuestra propia motivación para ofrecer al alumnado posibilidades y recursos que
no tuvimos los docentes, sabiendo que con ellos conseguiremos no sólo
engancharles, sino que además les damos la opción que nos superen y logren
avances significativos en la materia.
Para desarrollar esta “metodología educativa” a la
que algunos autores lo denominan técnica de Feynman, debemos tener en cuenta
aspectos importantes como son: seleccionar bien el concepto elemental,
simplificarlo usando un lenguaje claro y conciso evitando tecnicismos o
formulaciones, identificar nuestras debilidades en su comprensión para mejorar
nuestro entendimiento a la hora de hablar sobre ello, relacionar el concepto
con analogías y ejemplos de la vida cotidiana y sintetizarlo lo más posible
para definirlo con un lenguaje claro y simple que permita poder ser transmitido
en múltiples explicaciones a público diferente. (Parece casualidad que
precisamente estas cuestiones se parezcan mucho a nuestra reciente y polémica
ley educativa LOMLOE, pero no lo es).
La anécdota que me sirve de ejemplo de esta manera
de “hacerse entender” es lo que Feynman hizo durante la Comisión Rogers, la
encargada de la investigación del accidente del transbordador espacial
Challenger en 1986.
Durante una audiencia en la que se examinaban los
problemas técnicos que llevaron a la tragedia, Feynman sorprendió a todos al
tomar una junta “O-ring”, que había sido un factor clave en el accidente debido
a temperaturas extremadamente bajas durante el lanzamiento, y la sumergió en un
recipiente de agua helada. Luego, sacó la junta y demostró cómo había perdido
su flexibilidad, ello indicaba que las temperaturas frías habían afectado su
capacidad para sellar adecuadamente descubriendo así un fallo de diseño.
¿Por qué se canceló en programa de los
transbordadores espaciales?, ¿podemos decir que todo empezó con un anillo de
goma y un trozo de hielo? quizás sí, y Feynman tiene algo que ver ello.
En conclusión,
Richard Feynman fue un apasionado educador y tenía un enfoque único para
enseñar que se ha vuelto muy influyente en el ámbito de la educación
científica. Enumero algunos aspectos clave de su enfoque educativo:
1. Simplificación de conceptos: Feynman creía
en la importancia de simplificar conceptos científicos para que fueran
accesibles a una audiencia amplia. Su famosa "técnica Feynman"
implica la simplificación de conceptos complejos utilizando un lenguaje claro y
ejemplos cotidianos.
2. Comprensión en lugar de memorización:
Feynman enfatizaba la importancia de comprender los conceptos en lugar de
memorizar fórmulas o información. Creía que la verdadera comprensión surgía
cuando podías explicar un concepto en tus propias palabras.
3. Pensamiento crítico: Animaba a los
estudiantes a cuestionar y razonar en lugar de aceptar la información de manera
pasiva. Consideraba que el pensamiento crítico era esencial para una educación
efectiva.
4. Experimentación y práctica: Feynman
valoraba la importancia de la experimentación y la práctica activa. Animaba a
los estudiantes a involucrarse en experimentos y resolver problemas prácticos
para reforzar su comprensión.
5. Comunicación efectiva: Creía que la
capacidad de comunicar conceptos científicos de manera efectiva era
fundamental. Esto no solo ayudaba a enseñar a otros, sino que también permitía
a los estudiantes aclarar su propia comprensión.
6. Pasión por el aprendizaje: Feynman era
conocido por su entusiasmo y pasión por la ciencia y la enseñanza-aprendizaje.
Creía que el entusiasmo era contagioso y que fomentar la curiosidad y la pasión
en los estudiantes era esencial.
Pienso que desde que tuve la necesidad de enseñar y
vivir la educación con pasión intento aplicar todos y cada uno de estos
aspectos en mi día a día. En palabras de Nelson Mandela, “La Educación es el
arma más poderosa para cambiar el mundo”, y así lo creo yo también.
Sobre el punto 4, el de experimentación y práctica,
comparto una experiencia que supongo que al mismísimo Feynman le parecía
estupenda para hacer con el alumnado.
Concepto
magnetismo y campo magnético: proyecto para medir el campo magnético de la
Tierra desde el espacio.
Mi trabajo como educador y mentor en varios equipos
de estudiantes de todas las edades ha dado la oportunidad y el privilegio de
ser seleccionados para participar varias veces en el reto europeo conocido como
AstroPI, una colaboración entre varias entidades en la que figura ESA (Agencia
Europea del Espacio) que permite durante tres horas (dos órbitas completas a
nuestro planeta) ejecutar un programa informático que controla varios sensores
a bordo de la Estación Espacial Internacional. Por ejemplo, hemos realizado “fotos”
usando diferentes longitudes de onda de nuestro planeta y tomado mediciones
desde un magnetómetro geolocalizándolas en base a la órbita del complejo
espacial. Estos experimentos fuera de nuestro planeta han ayudado al alumnado a
manejar y analizar múltiples conceptos físicos, matemáticos, electrónicos e
informáticos a la vez y ha despertado mucho interés por saber más sobre el
núcleo de la Tierra.
Fig.1 Gráficos de análisis con los datos obtenidos almacenados en fichero CSV con casi 1000 mediciones de múltiples variables en la Estación Espacial Internacional.
Los datos mostrados en cada una de las casi 1000
mediciones obtenidas durante tres horas muestran la latitud, la longitud, los
valores en X, Y y Z del sensor del giroscopio y los valores en X, Y y Z del
magnetómetro. La latitud está limitada a unos 52 grados porque la órbita de la
estación espacial internacional tiene esa inclinación respecto al ecuador terrestre.
Fig.2 Ejemplo de cómo se programaron el almacenamiento de los datos de los sensores en fichero CSV comenzando su ejecución en el espacio el 5 de marzo de 2023 a las 9:55:18 TU.
¿Qué le parecería a Feynman este experimento de los
alumnos, qué pensaría sobre poder usar la estación espacial internacional como
un recurso educativo en el aula? Nunca lo sabremos, pero intuyo que iría en su
línea de pensamiento y nos estaría proponiendo nuevos retos.
Otro ejemplo, mucho más gráfico y me atrevería a
decir artístico que utiliza el espacio como contexto del aprendizaje es la
posibilidad de hacer fotografías de nuestro planeta desde la Estación Espacial
Internacional. Esto es posible gracias a un proyecto educativo que desarrolla
el Instituto Sally Ride junto a otras entidades incluida NASA. Este
experimento involucra al alumnado en edades más tempranas y ya lo sitúa en
conceptos físicos de dinámica orbital, geografía, matemáticas, historia,
arqueología, meteorología, ecología e incluso arte y un largo etc.
Todo un punto de vista privilegiado el que nos
ofrece el espacio exterior para estudiar nuestro planeta en imágenes. Aunque también es posible usar gracias a
internet las imágenes y vídeos de las cámaras web que tienen instaladas a bordo
y en tiempo real, no sería una experiencia tan completa como participar
directamente en una misión espacial que permite programar un disparo en remoto
en una cámara de fotos dentro del módulo WORF (Window Observational Research
Facility) en el laboratorio Destiny de NASA sobre una localización concreta de
nuestro planeta, porque es precisamente en lo que consiste este reto.
Comparto algunos resultados exitosos de las fotos
que han obtenido alumnado de Primaria y Secundaria en más de una década, el
tiempo que llevo participando en el proyecto, para que den un punto de color a
este texto. ¿Qué podría haber dicho Richard Feynman sobre este reto educativo y
cómo lo usaría? Me imagino que, con un buen toque de humor, “engancharía” a
estudiar y a querer aprender más en profundidad sobre cualquier tema que llame
la atención a los jóvenes que empiezan a preguntar muchas “cosas”.
a) Bahía de San Francisco (EEUU).
b) Río Amazonas (Brasil) cerca de su desembocadura.
c) La Cordillera de los Andes en la frontera de Chile y Argentina, Glaciar Upsala.
d) Delta del río Ebro en la Península Ibérica (España).
Pienso a menudo como si a nuestra generación nos
hubieran ofrecido la posibilidad de hacer una foto de nuestro planeta desde una
nave espacial en nuestros centros educativos… ¿cómo nos habría afectado de
adultos?
Invito a una reflexión sobre ello y me despido muy agradecido por el tiempo prestado en esta lectura que llega a su final.
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