Vamos a jugar a un juego. Imaginemos que usted,
lector, es un científico apasionado que está absolutamente convencido de que la
ciencia juega uno de los papeles más importantes para el avance mejor de la sociedad,
pues influye en la construcción de individuos comprometidos con el mundo que
les rodea, con la conservación del medioambiente, con la promoción de la salud
propia y comunitaria… En definitiva, individuos que reconocen en la ciencia uno
de los pilares fundamentales del progreso.
Supongamos, además, que usted es docente de áreas o
materias STEM. Sí, consideremos la ciencia como un ente constituido de
disciplinas que están relacionadas entre sí, que se complementan unas a otras
en un todo perfecto. La física no es independiente de la biología, la química
no está aislada de la ingeniería, las matemáticas no son un simple lenguaje
para comunicar la ciencia. Todo sirve y es igual de válido.
Asimismo, asumamos que inculca en sus clases valores
propios de la ciencia a los alumnos. Les incide en la importancia de la
colaboración entre iguales, en el uso eficiente de recursos variados, en la
organización de ideas y la importancia del pensamiento científico, en la
comunicación y el intercambio de información. En definitiva, no importando que
sea maestro de Primaria, profesor de Secundaria o profesor de enseñanzas
universitarias, usted hace que sus discentes comprendan la necesidad en la
ciencia de desarrollar también destrezas blandas y las apliquen en la construcción
de su yo científico.
Trabajando de esta manera, es muy probable que sus
alumnos y alumnas alcancen un gusto por la ciencia, desarrollen una
sensibilidad para comprender los porqués científicos del mundo que nos rodea –lo
que, desde mi punto de vista, es el aspecto más importante a considerar en el
aprendizaje STEM– y deseen con avidez saber más por el simple hecho de saber o
por convertir la ciencia en su futuro personal, académico o laboral.
Richard Feynman (1918-1988) fue un físico teórico estadounidense
de gran relevancia en su época. Participó como físico auxiliar en el Proyecto
Manhattan, investigó en el Instituto de Tecnología de California (Caltech) y
llegó a ganar el premio Nobel de Física en 1965 por sus estudios de
electrodinámica cuántica. Como científico, todo el mundo podría reconocer a
Feynman por su papel relevante en la historia.
Iniciemos, no obstante, un paralelismo entre las
aportaciones de Feynman al conocimiento científico y lo que usted, docente de
áreas o materias STEM, realiza en su actividad laboral diaria. ¿Se sentiría
usted, quizás, inspirado por métodos como los que llevaba a cabo el insigne
científico cuando enseñaba? La finalidad de todo docente es conseguir que el
alumnado construya un aprendizaje significativo. No en vano, Richard Feynman se
ganó entre sus compañeros de Caltech el pseudónimo de «el gran explicador»
gracias lo que hizo con sus Lectures on
Physics. ¿Qué caracterizaba a sus lecciones y por qué deberían ser
inspiradoras para usted, como docente STEM?
Centremos sin entrar en demasiados detalles el marco
educativo en el que nos encontramos en la actualidad. Nuestra ley educativa a
día de hoy es la LOMLOE. Usted podrá reconocer todas las controversias que
desee sobre esta ley, podrá creer que es una ley incompleta y ambigua, pues no
le deja nada claro con sus competencias específicas y sus criterios de
evaluación qué es lo que usted tiene que hacer o qué cosas tiene que enseñar en
sus clases, cuando, en realidad, la última finalidad de la LOMLOE es básicamente
orientarle a usted, como docente, y darle la oportunidad de que diseñe sus
propias enseñanzas, adecuándose lo mejor posible a las necesidades particulares
de su alumnado. En ello, la ley recoge algunos puntos importantes que
deberíamos considerar. Veamos cuáles son y cómo, en nuestro paralelismo
imaginario, nos puede inspirar lo que Richard Feynman hizo en el pasado.
Para empezar, la ley sugiere que el aprendizaje
significativo se alcanza cuando el alumnado reconoce aplicaciones prácticas y
cercanas de lo que aprende. En ese sentido usted, docente, es animado a diseñar
situaciones de aprendizaje contextualizadas en el mundo cotidiano de sus
alumnos y alumnas. Feynman se encuentra con la vicisitud de tener que enseñar
física general a alumnos de intereses muy diversos –algo que usted, como
docente, podrá fácilmente reconocer también en sus clases– para titulaciones
universitarias distintas. La principal clave para conectar con el aprendizaje
significativo es simplificar al máximo los conocimientos y acompañarlos de
destrezas y actitudes que estén relacionadas con ellos. Así, usted decide
impartir una clase sobre movimiento circular, por ejemplo, situando al alumnado
en la noria de un parque de atracciones, la lavadora de su casa o el motor de
su juguete favorito y le enseña, además de las tediosas ecuaciones matemáticas
que el alumno o alumna debe aplicar después para resolver el ejercicio de su
examen, qué aplicaciones tiene el movimiento circular en el análisis de la
fracción sólida de la sangre, y por qué es importante que mantengamos una buena
higiene bucal con un cepillado eficiente de los dientes. Está usted trabajando
con los saberes básicos de las disciplinas STEM, no está limitándose a enseñar
conceptos de física expresados en forma de aburridas ecuaciones matemáticas.
Esta simplificación hará que el aprendizaje de su alumnado sea más efectivo. Puede
parecer algo trivial, ¿pero acaso no recuerda usted con mayor viveza aquellas
clases de Física en el instituto en las que su profesor o profesora le ponía
ejemplos cotidianos? Yo, al menos, siempre recordaré los acontecimientos
privados –y, en ocasiones, embarazosos– que Dª. Manoli Pertierra Álvarez, mi
profesora de Física de COU, nos contaba sobre su cinturón.
En segundo lugar, la ley educativa retoma la idea
del No one is left behind, muy
arraigada en los sistemas educativos supranacionales. Nadie se queda atrás,
todo individuo tiene la posibilidad de alcanzar las competencias necesarias
para completar un perfil de salida que le permita integrarse de forma activa en
la sociedad en la que vive. Hablando, por ejemplo, de las enseñanzas
secundarias, comprenda que usted solo es un simple docente de materias STEM,
pero el alumno o alumna configura un perfil de salida a partir de las
competencias que adquiere en un conjunto muy variado de materias –todas las que
configuran su plan de estudios–. No se pretende que usted, docente, regale
aprobados. Inspírese, a cambio, en la pasión que Feynman transmitía a su
alumnado, regáleles el gusto por aprender, sea cual sea la disciplina que estén
aprendiendo. Consiga que ellos, al igual que usted seguramente haga, se vean
cómodos en el aprendizaje para toda la vida (lifelong learning), consiga que ellos, como usted, se formen
constantemente en ámbitos informales o no formales, para continuar
desarrollando competencias fuera de las puertas de su aula. Aprendí la
importancia de esto gracias al profesor D. Javier M. Valle López durante mi
etapa laboral en el MEFP.
En tercer lugar, la LOMLOE y sus posteriores
decretos de desarrollo proponen que la evaluación del alumnado sea
competencial. No se preocupe si usted, como docente experimentado, ve con ello
peligrar el tradicional aprendizaje de contenidos, no se trata de eso. La
legislación no sugiere que dejemos de hacer exámenes (Feynman tampoco lo hizo),
sino que diseñemos una evaluación continuada en la que dispongamos de una gran
colección de instrumentos de evaluación debidamente rubricados. Richard Feynman
hacía hincapié en la importancia de las demostraciones prácticas de la teoría.
¿Qué hay mejor que el trabajo experimental para que su alumnado comprenda los
fenómenos naturales que usted ha descrito en clase? No podemos disociar la
ciencia del aprendizaje experimental, ni siquiera le recomendaría hacerlo en
cursos terminales como 2.º de Bachillerato –quizás en alguna comunidad autónoma
en el futuro habrá ejercicios experimentales en las pruebas de acceso a la
universidad, quizás en el futuro las pruebas de acceso sean aplicadas por las
propias facultades siendo, en consecuencia, mucho más específicas de lo que son
en la actualidad y, con ello, otorgándoles mayor posibilidad de incluir
actividades prácticas–. Mi compañera y amiga, la profesora Dª. Carmen Álvarez
Leal, me ha ayudado a comprender la importancia de la realización de prácticas
con los estudiantes.
En cuarto lugar, la legislación marca algo que, en
mi opinión, es lo más importante y más beneficioso que una ley educativa ha
podido hacer jamás por la ciencia: su pluridisciplinariedad. Sería absurdo
querer considerar las disciplinas científicas como parcelas aisladas unas de
otras. Antes de ser docente, usted es científico y comprende la importancia de
relacionar todos los aspectos de la ciencia entre sí. Quizás alguien se pueda
ofender por la absurda rivalidad entre biólogos y médicos, quizás usted se vea
afectado por la afirmación equivocada de que los físicos no saben química, o
viceversa. Las ciencias no compiten entre sí, y jamás lo harán, sino que
colaborarán de la mano para crear una realidad holística y mejor. Solo hay que
leer «Seis piezas fáciles», publicada en 1994 a partir de las Lectures de Feynman, para darse cuenta
de la importancia que el estadounidense daba a considerar la ciencia como un
todo, con ejemplos y aplicaciones de la física en otros campos. ¿No se le
ocurre cómo puede hacer usted, docente, esto en su trabajo? ¡Cree un club de
ciencias en su centro, trabaje la lectura científica, anime a su alumnado a ver
documentales o programas de ciencia interdisciplinar, enseñe juegos de
ciencias! ¡Seguro que le vienen a la cabeza muchas más ideas! En mi caso, el
agradecimiento más que merecido es para mis compañeros del Club STEM de mi
centro, profesores y profesoras que de forma altruista preparan actividades
científicas muy interesantes para que el alumnado que lo desee haga en los
recreos.
En quinto lugar, merecemos hacer mención al
aprendizaje competencial que refleja la LOMLOE. ¿Por qué un aprendizaje
competencial? Porque así es más fácil que el aprendizaje sea significativo, ya
que pone en valor el razonamiento frente a la memorización de conceptos. Es de
vital importancia para usted, docente, que su alumnado desarrolle el
pensamiento científico y lo aplique a resolver problemas del entorno cotidiano.
¿Saben, por ejemplo, sus alumnos de 4.º de la ESO cómo calcular la distancia
que recorre un móvil animado de MRUA cuando desconocen el tiempo que dura el
movimiento? Estoy seguro de que conocen la ecuación para su cálculo directo,
pero ¿sabrían obtener esta ecuación ellos mismos? Mi amiga y mentora, la profesora
Dª. Carmen Peña Valdivia me enseñó a investigar cómo los alumnos extraían
conclusiones variadas a partir de ello, y siempre discutíamos resultados dignos
de ser publicados en revistas de didáctica de las ciencias. Asimismo, Feynman
recogía en su cita «What I cannot create, I do not understand», que podíamos
ver escrita en su pizarra de Caltech en el momento de su muerte, y que refleja
el principio básico del pensamiento científico: el conocimiento a través de la
acción.
Fig.1 Pizarra de Feynman en Caltech en el momento de su muerte.
En sexto lugar, la legislación educativa actual
menciona –dejando abierta la autonomía de cada docente para adecuar su forma de
trabajo a su alumnado– que el aprendizaje competencial se puede desarrollar a
partir de metodologías y recursos muy variados. Quizás usted, docente, ha
trabajado en el pasado con metodologías activas de aprendizaje –como el trabajo
por proyectos, el aprendizaje-servicio, la gamificación
y el aprendizaje basado en el juego o la resolución de problemas o retos– o con
modelos pedagógicos innovadores –como el aula invertida–. Todo esto es válido
porque sitúa a su alumnado en el centro del aprendizaje. Atrás quedaron las
lecciones magistrales basadas en el flujo unidireccional de la información que
se plasmaba al final en un examen. Si usted trabaja, o ha trabajado alguna vez,
con grupos disruptivos o muy heterogéneos, con grupos de barrios
desfavorecidos, con alumnos de capacidades diversas, etc., sabe que el uso de
metodologías activas motiva el aprendizaje de las ciencias y anima al alumnado
a interesarse y a mejorar. Hace a sus alumnos pensar de forma diferente. En los
años 90, una campaña publicitaria del conocido gigante Apple mostraba una
imagen de Richard Feynman en sus clases bajo el slogan «Think Different»,
podemos pensar que hace alusión a los cambios frente a lo habitual de que el
físico hacía gala en sus clases.
Fig.2 Póster de la campaña de Apple "Think different".
Particularmente, yo soy un loco de las metodologías
activas de aprendizaje y de los nuevos modelos pedagógicos como complemento a
la enseñanza tradicional, porque pienso que son la base del aprendizaje
significativo de la que hablaba Ausubel. Quiero mencionar aquí a todos mis
compañeros y, en especial, a la profesora Dª. Mª. Luisa Pavón Collado, que era
profesora de Lengua castellana y literatura, pero se prestó a diseñar conmigo proyectos
interdisciplinares maravillosos para nuestro alumnado.
Para finalizar, quiero destacar un aspecto
importante que los decretos de desarrollo de la LOMLOE introducen en los
currículos de las distintas áreas y materias: las competencias específicas.
¿Qué tienen de especial estas competencias para ser «específicas»? Que están
referidas a las propias materias. Y, de entre todas las competencias
específicas de las áreas y materias de ciencias, quiero aquí reseñar las que
hacen alusión a la colaboración científica y a la puesta en valor de la
historia y repercusiones de la ciencia. Nuestra figura central, el querido y
genial Richard Feynman, ha pasado indiscutiblemente a la historia por sus
estudios y las aplicaciones de estos –en una época en la que la ciencia ha
podido adquirir un cariz negativo, destructivo y de intereses egoístas–,
sabiendo aportar un enfoque práctico y aplicado de la física como ciencia
básica. Él mismo reconoce que todas sus investigaciones se habrían perdido en
el olvido de no ser por las colaboraciones y lazos con otros científicos
importantes de su época como J. R. Oppenheimer, H. Bethe, N. Bohr o J. Schwinger
y S. Tomonaga, con quienes compartió el premio Nobel de Física de 1965. Conocer
el trasfondo histórico y cultural de la ciencia, así como reconocer la
importancia del trabajo en equipo, son pilares fundamentales que usted,
docente, debería trabajar de manera transversal con su alumnado, pues
contribuyen a formarles como personas competentes de provecho. A mí,
particularmente, me ha costado mucho comprender esto hasta que he conocido a
mis buenos amigos D. Luis Moreno Martínez y D. Gabriel Pinto Cañón, excelentes
profesores y mejores personas, a quienes estoy muy agradecido por ayudarme de
distintas formas a mantenerme vivo en la ciencia.
Si usted, docente, tras leer esta pequeña reflexión sobre didáctica y ciencia se siente curioso por cómo conseguir que una figura relevante de la historia de la ciencia como Richard Feynman se relacione con la actual ley educativa y contribuya, por tanto, a que usted desarrolle mejor su actividad laboral, le animo a que lea e investigue sobre él y sobre su marco histórico y científico, tratando de absorber todo aquello que crea que puede ser significativo para sus clases y para el aprendizaje de su alumnado. Al final, todo se trata de sus alumnos y alumnas y, aunque alguna vez le pueda costar verlo, usted tiene en sus manos su enseñanza. O, como yo prefiero pensarlo, ellos han depositado en usted la responsabilidad de su aprendizaje.
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