martes, 9 de enero de 2024

Cambios de paradigma en la ciencia - Agustina Asenjo

Capítulo 03

Cambios de paradigma en la ciencia.
(Por Agustina Asenjo)






La famosa charla de Feynman en Caltech.

En la famosa charla There’s Plenty of Room at the Bottom [1] que el físico estadounidense Richard Feynman impartió en 1959 durante la reunión anual de la American Physical Society en Caltech, estableció, como posibles, numerosos cambios radicales que la ciencia iba a experimentar en las siguientes décadas. Habló sobre la miniaturización de los dispositivos que derivó en el desarrollo de la nanotecnología, la manipulación atómica, los avances en microscopía de alta resolución, la aparición de la computación cuántica, el uso de técnicas de patronado o la biología como fuente de inspiración para el desarrollo de materiales y dispositivos.

Varias décadas después, a lo largo del último cuarto del siglo XX vivimos el trepidante desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología que ha dado lugar a una nueva era científica y la consiguiente revolución industrial. Feynman vislumbró con claridad las ventajas de miniaturizar dispositivos en aras de la economía de recursos, sin embargo, no analizó la verdadera importancia de trabajar con materiales en la nanoescala: la aparición de un increíble mosaico de nuevas propiedades asociadas a la baja dimensionalidad. Aunque el papel de Feynman en el desarrollo de este nuevo paradigma científico no sea fácil de evaluar [2] nadie puede negar el enorme poder de predicción que tuvo.

Más clara es su contribución a otro gran hito científico del último siglo, la computación cuántica. En los años ochenta del siglo pasado Richard Feynman sugirió la construcción de ordenadores cuyos estados internos estuvieran compuestos por variables cuánticas y contribuyó a lo que hoy conocemos como computación cuántica y computación neuromórfica inspirada en la biología [3,4].

Fig. 1 Esquema de un sistema de computación cuántica basado en redes neuronales. Adaptado de [5].


Otro de los innegables legados de R. Feynman es su papel como divulgador y formador. Su revolucionario enfoque de la enseñanza y el aprendizaje ha tenido gran repercusión en el mundo educativo. Este método promueve la comprensión profunda por encima del aprendizaje superficial, hace uso de analogías relacionables y destaca el poder de la curiosidad. Su enorme capacidad de comunicación le han convertido en uno de los mejores divulgadores de la ciencia del siglo XX. Muchas de sus obras educativas y divulgativas han trascendido hasta nuestros días, desde las transcripciones de sus Lectures [6] hasta los distintos textos biográficos [7].

 

Las Revoluciones Científicas. Mis inicios en la comprensión de la Ciencia.

Richard Feynman ha sido protagonista (ya sea como inductor, promotor, visionario o entusiasta) de muchos de los cambios de paradigma que han tenido lugar en las últimas décadas en distintos ámbitos científicos.

El filósofo estadounidense Thomas Kuhn planteaba que un cambio de paradigma científico se producía cuando los supuestos básicos generales, las teorías, leyes y técnicas aplicadas hasta el momento por los miembros de una comunidad científica, resultan ser incapaces de explicar algunos fenómenos, anomalías y dudas que van surgiendo en relación con una materia. En su libro La Revolución Copernicana, Kuhn destaca que la solución de un problema científico puede producir un cambio radical en las actitudes y formas de pensamiento de la humanidad, el análisis de los procesos intelectuales que constituyen la base de dicha revolución nos permite alcanzar una nueva perspectiva en nuestra era científica, para valorar de un modo más inteligente nuestras propias creencias, los fundamentos de nuestra metodología y en general todo lo que afecta a la creatividad humana [8].


Fig.2 Portada del libro de Thomas S. Kuhn utilizado en el Taller de Filosofía de la Ciencia en el IES Giner de los Ríos de Segovia en los años ochenta del siglo pasado.

No conocí los trabajos de Feynman hasta que no llegué a la Universidad, pero gracias a mis profesores de bachillerato aprendí que los cambios de paradigma son la forma en que se producen los cambios trascendentes en ciencia. Estas ideas eran las que se analizaban y discutían en el Taller de Filosofía de la Ciencia puesto en marcha por los profesores de Física y Filosofía (D. Juan Luis García Hourcade y D. Francisco Maderuelo) en el IES Ginés de los Ríos de Segovia a principio de los ochenta del siglo pasado. Siguiendo textos de Kuhn [8], Karl Popper o Paul Feyerabend, entre modelos astronómicos de las dos esferas de Aristóteles, el empirismo de Ptolomeo, las leyes de Kepler, las observaciones de Tycho Brahe y Galileo y el modelo copernicano aprendimos que la Ciencia no es única, que está fuertemente ligada a concepciones en otros campos del pensamiento y que, en muchos casos, para avanzar es imprescindible realizar cambios profundos en las ideas. Cambiar de paradigma científico es difícil y en el pasado, hay a quienes incluso les costó la vida.

En ese taller de Filosofía de la Ciencia al que me uní en mi tercer año de bachillerato, leímos sobre Ciencia y Religión (un tándem que, en el pasado fue difícil de desvincular), discutíamos sobre cambios en la forma de pensamiento y analizábamos sobre las etapas del método científico. Uno de esos profesores, D. Juan Luis García Hourcade, hoy ya retirado, pero activo como miembro de la Academia de Historia y Arte de San Quirce de Segovia, fue mi profesor de Física en el curso de orientación universitaria (COU). Sus enseñanzas de física, su entusiasmo por enseñar y su empeño en desarrollar en los estudiantes el espíritu crítico fue lo que me llevó a tomar la decisión de estudiar Ciencias Físicas en la Universidad Autónoma de Madrid. Feynman hubiera aplaudido ese empeño por cultivar mentes abiertas y curiosas.

 

Richard Feynman entra en escena.

Me topé con Richard Feynman en mi tercer curso de licenciatura, cuando la inquietante Mecánica Cuántica apareció en mi vida de la mano del Profesor Francisco Indurain. Tengo que reconocer que los textos de Feynman hicieron más suave el paso por esta asignatura. Pero tardaría todavía un año en empezar a saborear algunas de las asignaturas que iban a marcar mi futuro, la Física de Superficies impartida por Rodolfo Miranda (otro buen comunicador), por aquel tiempo un joven y entusiasta profesor que nos introdujo en el apasionante mundo de las superficies y de las técnicas experimentales más novedosas que se utilizaban para su caracterización. Podéis imaginaros el momento tan especial que se vivía en la Física de Superficies, estamos hablando de que acababan de dar el Premio Nobel a Heinrich Rohrer y Gerd Binnig por el desarrollo de la Microscopía de Efecto Túnel (STM de sus siglas en inglés Scanning Tunneling Microscopy) y que uno de esos microscopios estaba en la Facultad de Ciencias de la UAM donde yo estudiaba.

Dentro del temario de la asignatura de Física de Superficies nos hablaron de la Microscopía de Efecto Túnel y de los efectos de baja dimensionalidad. Aparece en escena la Nanociencia, la ciencia que marcó ese final de siglo y provocó un cambio radical en muchas áreas científicas y tecnológicas (estábamos experimentando un cambio de paradigma). La Física de Superficies me enamoró de tal manera que al terminar la licenciatura tuve claro a qué me quería dedicar, a estudiar superficies utilizando el Microscopio de Efecto Túnel. Y qué mejor supervisor podía encontrar para aprender de primera mano sobre esa técnica que Arturo M. Baró profesor de la Facultad de Física de la Universidad Autónoma de Madrid. A. Baró había puesto en marcha el primer laboratorio de esta técnica en España, a cuyo laboratorio había llegado el segundo microscopio STM del mundo [9,10]. Aunque todo esto lo supe después ya que en la elección de director de tesis fueron decisivos los consejos de mi querida amiga Carmen Ocal, hoy Profesora de Investigación en el ICMAB-CSIC y por aquella época, la única profesora del Departamento de Física de la Materia Condensada de la UAM.

Fig.3 Imagen de resolución atómica de una superficie de WSe2 con un defecto atómico incluida en mi tesis doctoral.


Terminé haciendo mi tesis doctoral en STM, en la figura 3 se puede ver una imagen de átomos de grafito que obtuve en esos años. A partir de mi etapa postdoctoral mis líneas de investigación han girado siempre entorno a las propiedades de los materiales en la nanoescala (en particular de nanomateriales magnéticos) utilizando como principal herramienta la Microscopía de Fuerzas Magnéticas. En paralelo a esos trabajos experimentales, he dedicado parte de mi tiempo a hacer divulgación en el ámbito de la Nanociencia y la Nanotecnología [9,10]. En mis actividades de divulgación muy frecuentemente aparece Richard Feynman con sus revolucionarias ideas sobre lo que las leyes físicas iban a permitirnos hacer en las siguientes décadas. Él es además un icono científico que sirve de motivación para las nuevas generaciones.

Aunque no está clara la influencia que tuvo la famosa conferencia de R. Feynman [1] en los inventores del STM [2], el personaje de Feynman aparece en cualquier texto o material de introducción a la Nanociencia y la Nanotecnología, al igual que Rohrer y Binnig, Eric Drexler (promotor de la idea de la nanotecnología molecular), Norio Taniguchi (quien acuñó el término Nanotecnología) y Harry Kroto, Richard Smalley, y Robert Curl (descubridores de los fulerenos). Sólo una pequeña reflexión sobre el sexo de todos los personajes que han trascendido como claves para el desarrollo de la nanociencia y la nanotecnología, ¡efectivamente, todos son hombres! Esta es una importante cuestión a analizar y atajar, aunque requerirá de mucho trabajo con las niñas y los niños del presente para cambiar el futuro y poder dar paso a otro cambio de paradigma científico. Aunque en algunos ámbitos ya se está produciendo este cambio de paradigma que supone tener en cuenta el sexo y el género en la investigación. Este es el caso de muchos estudios de medicina [11], antropología o arqueología que han requerido de un nuevo planteamiento con sensibilidad en género para llegar a conclusiones veraces.




Referencias:
[1] FEYNMAN, Richard P. (1960) There's Plenty of Room at the Bottom. Engineering and Science. 23 (5): 22–36.
[2] Toumey, Christopher P. (2008)Reading Feynman Into Nanotechnology. Techné: Research in Philosophy and Technology. 12 (3) 133-168.
[3] FEYNMAN, Richard P. (1982) Simulating Physics with Computers. International Journal of Theoretical Physics. 21 (6/7).
[4] Hey, T. (1999) Richard Feynman andcomputation. Contemp. Phys., 40 (4),257–265.
[5] Ghosh, S., Krisnanda, T., Paterek, T. et al. (2021). Realising and compressing quantum circuits with quantum reservoir computing. Commun Phys 4, 105.
[6] FEYNMAN, Richard P.; LEIGHTON, Robert B.; SANDS, Matthew (1964) The Feynman Lectures on Physics (Vol. I. Mainly mechanics, radiation, and heat; Vol. II. Mainly electromagnetism and matter; Vol. III. Quantum Mechanics). Reading, Massachusetts, Addison–Wesley Publishing.
[7] Ralph Leighton and Richard Feynman. (1985) Surely You’re Joking, Mr. Feynman!W. W. Norton.
[8] Kuhn Thomas S. (1978), La revolución copernicana, Ciencia de la Ciencia, Ed. Ariel.
[9] Asenjo A., García-Martín J.M., Serena P.A. (2022) 40 años viendo átomos, Revista Española de Física 36 (3) 5-11.
[10] Asenjo A., García-Martín J.M., Serena P.A. (2021) Documental 40 años viendo átomos, CSIC Divulga, https://youtu.be/pJ0MtKqTOco?si=joeuhp1xA7aiT5Hc .
[11] Holdcroft Anita, (2007) Gender bias in research: how does it affect evidence based medicine? J R SocMed 100(1) 2–3.



Agustina Asenjo.
Doctora en Ciencias Físicas por la UAM.
Investigadora Científica.
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid (ICMM).


Créditos Música:
467 3.46
Castles In The Sky by Scott Buckley | https://soundcloud.com/scottbuckley
Creative Commons / Attribution 4.0 International (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/


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